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Aviva el brasero que se apaga

Sin llamas no hay placer. Los colores son menos vivos, los aromas pierden su encanto y el deseo está como ausente. Todo es parte del camino hacia la carencia del lívido sexual.

El deseo es un eje de la vida, ya sea para incentivar el obtener algo tan básico como el alimento o devorar con pasión a la pareja. La ausencia del lívido es un problema muy frecuente que afecta a parejas con amplio ring y a solitarios que recién están empezando a practicar las delicias sexuales.

La pérdida de deseo sexual puede ser por una infinidad de situaciones y entre las más comunes está el estrés y el letargo de la costumbre. Pero es cosa de tomar la decisión y comenzar a practicar, porque la práctica forma al maestro.

Lo primero es evaluarse personalmente, ya que muchas veces la pérdida del deseo se debe a vivir un día a día ausente de estímulos. Por ello es muy importante buscar puntos de inspiración para alimentar las fantasías, entrenando al cerebro para reconectarse con el placer. Escoge una novela erótica o esa película candente con tus actores favoritos y deja volar tu imaginación sexual.

Explorate. Olvida los mitos de que la masturbación disminuye el deseo sexual. Ya está comprobado que es una de las mejores formas de activar el deseo sexual en hombres y mujeres, dejando de lado el letargo. El deseo se tiene que alimentar y entrenar.

Finalmente no dudes de incluir nuevos elementos en tus encuentros de deseo y prueba incluyendo objetos con texturas, aromas… SI, con juguetes sexuales. Entre la prueba y error de seguro encuentran donde encajarlo perfectamente.

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