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Prueba y monta tu postura

El sexo acompañado de la rutina suele traer malas pasadas para la explosión del deseo carnal, por lo que llevar al juego de entrelazar los cuerpos algunas novedades cada cierto tiempo enciende la llama sexual. Entré más posiciones prueben, las opciones de diversión aumentan, encontrando torsiones placenteras para ambos, incrementando el deseo, la pasión y las ganas de darle que darle.

Te invitamos a probar posturas nuevas y osadas con tu pareja del momento o la eternidad, la elección es tuya. Acá va un breve listado de las que te recomendamos… pero recuerda, pongas límites a las opciones.

  1. El Emu: Mírense de frente contemplando el cuerpo del otro. Luego giren rozando la piel de sus costados hasta quedar espalda con espalda. Una vez en esta posición gira nuevamente con intensidad hacia la espalda de la mujer, quedarás contemplándola desde su delicioso cuello hasta la espalda baja. Acaríciala, manteniendo ambos la posición de pie, comienza a realizar el acto sexual afirmándote de sus contundentes caderas.
  2. El Abrazo: Mirándose frente a frente de pie, desnudos completamente o solo desde la cintura hacia abajo. La mujer se abraza del cuello del hombre y deja colgar su cuerpo sobre el de él y monta su cadera, rodeando su cuerpo a la altura de la cintura con sus piernas. Después viene el vaivén y el ritmo suave, fuerte, suave… intenso.
  3. El Deleite: Frente a una cama baja, ella se acerca al borde de la cama con las piernas abiertas a la espera de recibir a su amante. Él se arrodilla frente a su mujer deseada dejando su instrumento de pasión a la altura necesaria para posicionarse en la mujer. En un abrazo profundo y húmedo comienza el rito del sexo, envolviendo al hombre entre sus piernas y él acariciando sus senos, besándolos, rozándolos, hasta el final del placer.
  4. La Libélula: Recostados de lado, comenzando la parte más profunda y personal de la conexión, se miran frente a frente, se tocan, se besan. El hombre debe mantener las piernas en ángulo recto, mientras la mujer busca el calor entre las de él, introduciendo una de sus piernas entre medio. La otra juega un papel clave, y se engancha en la cintura del enamorado, favoreciendo las caricias y el roce entre cada una de las partes del frente de sus cuerpos, encontrando el encaje justo para comenzar con el vaivén, jugando con la intensidad, la firmeza y el deslice. Tentando y entregando.

No limites tu imaginación. Estás son solo algunas formas de vivir el placer. Deja la rutina de lado y reserva tu experiencia en una de nuestras habitaciones, especialmente ambientadas para el deseo y el placer.